Víctor Amela
"Conviene tener una misión en la vida", me decía el otro día Francesco Alberoni, el célebre sociólogo italiano, experto en pasiones humanas y autor de obras popularmente universales como "Enamoramiento y Amor", "Tener una misión en la vida…" ¿Qué es eso? Autoimponerse hacer bien lo que uno haya decidido hacer, sea lo que sea, me aclaró Alberoni. Una casualidad hizo que acabase de comprenderlo al día siguiente: me reencontré, después de diez años sin vernos, con María Gato. Vi sus dibujos, sus cuadros, y entendí: diez años después, María Gato sigue entregada a su arte, una entrega orgullosa, alegre, intensa, con dolor y con amor, con creciente rigor y sabiduría.
Hete aquí una misión: recrear la belleza del mundo. Es la de María Gato.
María Gato es fiel a su talento, un talento que le permite conquistar las formas y reinventarlas… para placer de quienes vemos sus dibujos, carboncillos, sanguinas, tintas y óleos.
Yo tuve ese placer ya hace diez años, en Barcelona, cuando María Gato era barcelonesa. Claro que antes había sido brasileña y gallega (gallega siempre) y luego neoyorquina, miameña, madrileña… ahora sé que María Gato es la pintora errante y descubro en su paleta nómada, superpuestas, las luces de tantos mundos, y también las sombras. María Gato es cada día más rica en luces, más sabia en sombras, y lo veo en sus pinturas de ahora.
"El arte es la forma en la que se expresa el mundo en cada momento," me señalaba hace poco la galerista Soledad Lorenzo, y pienso en ello cuando veo esos desnudos de María Gato, que podrían parecer estáticos pero que no lo son, pues el arte de su paleta vibrátil los hace moverse, trémulos de vida. Porque si algo es el mundo de hoy, es movimiento.
Y más cosas: hay en los óleos de esta artista verdadera música, hay saudade, hay cuerpos y atmósferas y luchas y vidas que han tejido su universo, un universo penetrado por los ojos atlánticos de María Gato, unos ojos con coraje que conocen su misión.
Víctor Amela
Periodista «La Vanguardia» de Barcelona
Exposición Ayuntamiento de la Coruña – 1999
© María Gato 2012